jueves, 5 de septiembre de 2013

POLLO CON PASTA TANDOORI y SALSA DE YOGURT o UNA MANERA ALTERNATIVA DE VIAJAR I



     "La mitad del romanticismo del viaje no es otra cosa que una espera de la aventura." Herman Hesse.

         Me gusta viajar. Así, sin más. Me encantan los preparativos, en los que siempre adquiero algo totalmente innecesario y caro, que luego me da problemas, pero que me parece tan imprescindible en ese momento... Me encanta el trayecto, ya sea en coche, en autobús o en avión - curiosamente, con  los años he desarrollado un miedo, que raya en el pánico, a los vuelos, en los dos últimos me he apoyado en la química para no transmitir ese miedo a mis compañeros -. Me gusta parar, si es en coche, en el primer bar de carretera a comer un bocadillo de jamón, haya o no hambre. Me gusta llegar al aeropuerto y perderme en la terminal buscando el tren o el autobús o el taxi que ha de llevarnos al punto de destino. Me gusta ver las calles, los barrios periféricos, donde se desarrolla la vida de verdad, esa que los turistas sólo podemos llegar a atisbar. Me gusta ir a visitar museos y monumentos, me gusta que haya un guía que me haga sentir que entiendo algo de este mundo, me gusta sentarme en una terraza y ver la gente pasar, me gusta la naturaleza en cualquiera de sus accidentes,... en fin, me gusta viajar.  

    


    Cuando volví del viaje de estudios de 8º de la E.G.B., fuimos a Asturias, y vi, a través del cristal de autobús a toda mi familia esperándome, los cinco, con cara expectante por verme salir, me eché a llorar. Mi madre me dijo "lloras porque estás contenta de vernos", y en mi sincera crueldad le contesté " no... lloro porque he vuelto". Con los años he descubierto que volver es también una de las etapas imprescindibles de un viaje, es completar un círculo. Y aprecio, y echo de menos, que haya alguien que te espere con alegría, ya sea de tu vuelta desde el otro extremo del mundo como de la jornada laboral, ésta última mucho más peligrosa y extenuante para mi....
   

       En fin, toda esta introducción para contaros que como este año por tema de presupuesto, no he podido alejarme del que es mi lugar en este mundo,  pues he decidido hacerlo por otra de mis grandes pasiones: la cocina. Y comienzo con un plato que tiene raíces hindúes (e influencia tailandesa, o china o pakistaní o árabe... no lo tengo muy claro).

    ¿Como acabó un bote de pasta tandoori en mi despensa? pues lo compré hará un año en una visita turística a un supermercado familiar -madrileño- regentado por asiáticos, supongo que - tan sólo por pura estadística- de nacionalidad china, organizada por mi primo Santi y su mujer, Carmen, ellos saben de mi aficción por las tiendas de comestibles, de hecho tengo la teoría de que se puede conocer a un pueblo o un país yendo directamente al supermercado donde se abastecen de algo tan primario e importante como es la comida (que no salte el purista de turno diciendo que un super asiático en Madrid, no es precisamente enterarse de la vida de una ciudad....)


      En fin, que en mis manos estaba un bote de dicha pasta y algo había que hacer con ella. La receta está basada en ésta del blog "TENTACIONES" . Para saber más sobre el preparado, por ejemplo, ésta  entrada del blog "Gastronomia y Cia"

      INGREDIENTES

       Una pechuga de pollo, cortada a tacos

       Dos cucharadas de pasta tandoori

       El zumo de media lima

       Un bote de leche de coco

       Media cebolla

       Un ajo

       Un buen puñado de anacardos

       Aceite y sal.

 

  

    PREPARACIÓN


     En primer lugar, hay que marinar el pollo unas horas. Hay cuarenta consejos de cómo hacerlo, yo seguí el de marinarlo toda la noche en el frigorífico, bien tapado con papel film. Para ello primero aderecé el pollo con el zumo de media lima y con un chorro de aceite (éste último ingrediente totalmente prescindible y que en futuras preparaciones pienso omitir) y la pasta tandoori diluida en una quinta parte, aproximadamente, de la leche de coco.

  La pasta, de un rojo intenso:





  Con la leche de coco, en la cantidad suficiente para que empape el pollo (añadí sal):



 Y la fuente que iba a pasar la noche en el frigorífico:




    Al día siguiente, se lamina el ajo y se pica la media cebolla ....




  Se pone a calentar el aceite y se fríe en primer lugar el ajo:



 Luego la cebolla, ( en este punto vi que el ajo se había frito demasiado... así que para evitar algún amargor innecesario, lo aparté del guiso...)



  Una vez pochada, fui poniendo uno a uno, los trozos de pechuga, procurando que no tuviesen demasiada marinada, aún así, no pude evitar las salpicaduras (la cocina se puso hecha un Cristo):




           Una vez frito, lo traspasé a una cazuela, donde junto con la marinada sobrante, el resto de la leche de coco y los anacardos, machacados groseramente en el mortero, estuvo cociendo unos veinte minutos...




     Una vez hecho, lo puse en una fuente de servir (no he utilizado esta foto en la cabecera, pues el objetivo tiene un ligero velo del que no me dí cuenta a la hora de hacer las fotos...). Por si os preguntais si es picante o no, os digo, que tiene un regusto picante, es decir, en primer lugar no lo notas y luego tienes un ligero -de verdad, ligero- sabor a picante, buenísimo.


        Lo que sí hice como acompañamiento, son tres cosas más: un arroz cocido, llamado thai o jazmín, el basmati no me gusta demasiado, una salsa de yogurt y pepino y pan naan (así es como está presentada en la  foto de la cabecera).

   El arroz no me salió demasiado bien, lo hice tal cual las indicaciones del paquete, pero no controlé el tiempo y no supe si había cocido un cuarto de hora o veinte minutos. También intenté quitarle el almidón con un lavado previo, pero creo que debería haberlo lavado más veces, para que no saliese tan glutinoso.

   La salsa fue un descubrimiento, la verdad, la tomé directamente de este enlace, en lugar de yogurt griego utilicé el normal, no disponía del primero. En cuanto al resto de las cantidades fueron con el mejor método científico: prueba y error. Le escurrí medio limón (un poco excesivo), la pimienta cayó abundantemente y el aceite... ya digo un dedo en la salsa y decidir si ya está bien. Como extra sólo le puse un pepino cortado en cuadraditos...Buenísima, la verdad.



 Y el pan naan, lo voy a poner en otro post, pues se merece una entrada independiente....



    Buen provecho!


   Preguntas, alternativas y posibilidades

     ¿Otro tipo de carne?.. si dais un paseo por la blogosfera, veréis que sí es posible, incluso con pescado... supongo que siempre que sea algo que pueda cojer los sabores.

      ¿Otra manera de hacerlo? claro que sí. Lo más normal es que se marine con yogurt y pasta y luego se haga al horno, parece ser que éste es el origen del nombre de este codimiento, "tandoori" es el horno de barro donde se cuece el alimento preparado con esta mezcla de especies.

      ¿Apto para régimen?.. En ningún caso cocinado así: en algún lado leí que una cucharadita de leche de coco, que no tiene colesterol al ser de origen vegetal, pero que sí nada en grasas de origen vegetal, tiene 120 calorías. Me puse a pensar cuántas cucharaditas tiene un bote de leche.. y preferí hacer la estrategia del avestruz, cuanto menos sepa, mejor.

      Ah! y esta es la opinión de mi familia, una vez devorado:


 


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