miércoles, 4 de septiembre de 2013

ZARANGOLLO MURCIANO



  "TOME DOS CEBOLLAS MEDIANAS.... Veamos el problema de la cebolla. No entraré en el apasionante debate -un tema recurrente en los últimos tiempos en el correo del lector del Guardian- sobre cómo pelar una cebolla sin lloriquear, aunque le advertiré que si lo intentan, como hice yo una vez, ponerse gafas del soldador, los cristales de plástico se desempañarán enseguida y habrá muchísima sangre en la tabla de picar. No, los problemas son los siguientes:
              1) Para los escritores de recetas, sólo existen cebollas de tres tamaños, "pequeñas", "medianas" y "grandes", mientras que las cebollas en la bolsa de la compra varían desde el tamaño de una chalota hasta la de una bola de petanca. De modo que una instrucción como "Tome dos cebollas medianas" desencadena una búsqueda perfeccionista, en la cesta de las cebollas, de los bulbos que se ajusten a dicha descripción (es evidente que, como "mediana" es un término comparativo, hay que compararla con todo el espectro de cebollas que posees).
                2) Los verbos aplicables suelen ser "cortar en rodajas" o "picar", lo que yo, lógicamente, siempre entiendo indica acciones distintas: "cortar en rodajas" significa cortar en capas una media cebolla para obtener un conjunto de semicírculos; "picar" entraña incisiones longitudinales previas desde la punta hasta la raíz del bulbo dividido en dos, con el fin de obtener un montículo de trozos más pequeños. A las rodajas se las puede clasificar de "finas"; a "picar" se le puede agregar "fino" o "grueso". De aquí resultan cinco métodos entre los cuales decidir y entretener el cuchillo. Por supuesto, si le das la vuelta a la pregunta y te planteas sensatamente: ¿alguna vez has servido o te han servido un plato donde las cebollas, en tu opinión, podrían o deberían haberse cortado de otra manera?, la respuesta es naturalmente, nunca. "....

                                                                                     El perfeccionista en la cocina. Julián Barnes.


       La primera vez que intenté hacer la receta que hoy presento, en casa no era habitual, recurrí a un manual de cocina murciana que andaba por mi biblioteca. En dicho manual indicaba que en un momento determinado, después de freír la verdura, había que añadir agua a la sartén. Tal cual lo decía, así lo hice. Un par de semanas después todavía estaba frotando la pared de la cocina (por suerte no tengo juntas) con lejía para desacerme del velo grisáceo que la impregnó tras la gran llamarada que provocó dicha acción.

   (ACTUALIZACIÓN 9/9/2013. Acabo de ver a Phill Dunphy, de la serie "The Modern Family", capítulo "El día de la madre", con unas gafas "anticebolla"....cuando el suegro le pregunta qué hace con ellas le contesta  "... bienvenido al siglo XXI")
  
      Y a pesar de todo, no he desistido en intentarlo otra vez... pero esta vez sin agua que valga. Ah! y el tema de las gafas (en mi caso de piscina) para cortar la cebolla también lo he intentado -y sin resultados certeros, por cierto. En este caso he seguido las indicaciones de dos blogs: "Directo al paladar", sobradamente reconocido en la blogosfera, y "Pimentón y chocolate" , de una compatriota mía, familiar de amigos, y a la que evidentemente le gusta tanto la cocina como a mi.

      Vamos a por la receta que me lío.

     INGREDIENTES



     Un calabacín,

     Una patata
  
     Una cebolla

     Dos huevos

     Sal y aceite suficiente para freír

   
      PREPARACIÓN


      Calentamos aceite en una sartén y añadimos la cebolla cortada como nos guste... (véase introducción), jejejejeje



  Una vez algo pochada la cebolla, añadimos las patatas, esta vez cortada en rodajas finas..


     


Y cuando la patata haya perdido la textura de cruda, aunque aún no esté frita del todo, incluimos el calabacín, también cortado a rodajas (he conservado la piel, a mi me gusta, pero lo habitual es pelarlo):

 





    Le damos vueltas repetidamente para que todo se fría uniformemente. Me gusta tapar la sartén para que el agua que desprende la verdura revierta a la sartén (bueno es una manera de "añadir" agua, ¿no?). Este es el aspecto que tiene una vez hecho:






     Quito el aceite sobrante poniendo a escurrir el frito en un colador grande. Una vez hecho esto la verdura  vuelve a la sartén:



 Batimos los dos huevos y los incorporamos al frito, revolvemos hasta alcanzar el grado de cuajado que nos guste... En mi caso, bien hecho:






Buenísimo, ¿verdad?



   Buen provecho!


   Preguntas, alternativas, posibilidades


     En la blogosfera hay recetas de zarangollo que no llevan patata, aunque a mí me encanta la textura que aporta a este plato.

     Quitar la piel al calabacín, hace que el aspecto se parezca bastante más al que puedan ofrecer en cualquier barra de bar murciano, aunque a mí me gusta que se vea el verde.

     El grado de fritura también puede ser objeto de discusión: a mi me gusta bien frito, qué se le va a hacer, aunque lo habitual es que todo esté un poco menos hecho.

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